martes, 11 de septiembre de 2012

Autoengaño

Anhelamos objetivos tardíos,
ilusiones vanas
en la senda del devenir,
hoy armamos las maletas
que mañana deshacemos...

Abrimos y cerramos puertas
permaneciendo en el laberinto,
del sin vivir.
Cada nuevo recinto
es un salón de espejos
de otros recintos,
de previas moradas
de previos intentos,
de previos engaños.

Nos aferramos a la ilusión del cambio,
porque tememos al cambio real.
La libertad requiere valor
valor que la costumbre desgasta,
costumbre cebada por la comodidad
comodidad que impulsa a la inercia
inercia que lleva a la muerte,
muerte del corazón que apaga
la chispa que señalaba
la libertad en la única puerta
que la razón negaba.