martes, 5 de enero de 2010
"Algo está podrido en el estado de Dinamarca"
Así resumía Marcelo en el acto I de Hamlet la situación política y general de Dinamarca. Y nunca mejor dicho. Si uno de los paises paradigmas de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad encierra en sus mazmoras a cuatro peligrosísimos activistas (terroristas) de Greenpeace, esa organización mafiosa encargada de desastibilizar el mundo con sus intentos de salvar al planeta del hundimiento físico y moral, y digo moral porque si no somos capaces de cuidar nuestro entorno (como cuidamos nuestra casa, nuestro coche, nuestro terrenito en la sierra) ¿qué moral tenemos?
Indignante, pero quizás más aún, sucio e incompresible. Lo extraño es que el premio Nobel de la Paz no haya dicho nada, no haya reaccionado con indignación, y eso que es el encargado de velar por eso mismo, por la paz, durante su reinado (por eso se lo han dado, o ¿no?) !Qué extraño!
¿Y a dónde vamos a llegar? No tenemos límites a la burla, al cachondeo perpetuo y a la sinrazón.
Pero ahí estamos, cuando no podemos entrar con nuestro pasaporte en regla en un pais por estar en desacuerdo políticamente con él, cuando no tenemos más opción que apretar los dientes y comprarnos un pasaje nuevo de avión para volver a tu pais porque una compañia aérea nos deja tirados, porque sí, porque somos escoria, paquetes, bultos que vuelan de aquí para allá, bultos sospechosos cuando menos y ahora más que sospechosos, casi delincuentes por irnos de vacaciones a otro pais y dejarnos allí la pasta.
La verdad, no me reconozco en este planeta llamado Tierra.
Ser o no ser esta es la cuestión. Claramente somos "no ser".
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